sábado, 8 de diciembre de 2012

Geometría lineal no violable


Parecía que la colisión iba a ser inminente, que se fusionarían los cuerpos (almas) que parecían haber estado recorriendo por pasadizos lineales, contiguos y paralelos durante toda su vida y llegaban ahora, ansiosos, al final, a la luz. Destinados a encontrarse afuera, salvando de la oscuridad el uno al otro, llenándose y vaciándose mutuamente, sucumbir a las tinieblas del mundo juntos para emerger de nuevo, ellos, los dos.
Sí, lo parecía.
Gestando los pensamientos del otro, en forma de música, de letra, de vida. Descubrir-se cada día, reinventándose por y para su reflejo especular. Ser a ratos dos filósofos, dos mentes flagrantes y bulliciosas, anhelantes de nuevos futuros, expectantes, buscando su utópico finale. A otros, dos niños que se miran, se tocan, se entienden, se sonríen y se quieren.  
También lo parecía.
Al menos a uno de los dos (y a su medio mundo) se lo parecía. 
Pero como, desdeñosamente menciona el refranero popular-vulgar, todo no és lo que parece, esto parecía, pareció y no fue.



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Siguen los pasadizos en línea, contiguos, paralelos, y así hasta un infinito que quién sabe dónde tiene su final, si es que lo hay. 


1 comentario:

  1. Y dicen en matemáticas, que dos lineas paralelas son aquellas que se cortan en el infinito, ¿pero cómo llegar hasta él?

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