lunes, 22 de julio de 2013

La (su) historia interminable


Abrió la puerta y lo vio, y lo miró tanto que podía olerlo con los ojos, podía intuir el latido de las arterias de él en la yema de su dedo anular y oyó su mirada fría e inmensa empapar su lóbulo frontal como una ola despiadada. Los cuervos del pasado reposaron en sus párpados y sus hombros y permanecieron así, ella y los pájaros negros, mirando la penumbra en los ojos del hombre que habían estado esperando. Se hizo atrás lentamente. Los cuervos volaron. El recuerdo del suspiro sobre su boca y el abandono en su cuello la había perseguido en sueños y en vela, y había extrañado el perfume de sus abrazos des del momento en que se había visto desprendida de ellos. Y ahí estaba, recién levantada de un dormir intranquilo e inconstante, con el pelo revuelto de una forma distinta a la que solía verle él las mañanas de los viernes, cubierta solamente por una camiseta que había sido suya, secuestrada, adoptada, robada – como él le había robado tantas cosas preciosas. Y desde la sombra del marco de la puerta y con la mirada plantada en algún punto inhóspito del suelo del pasillo musitó:

"Ámame un poco y sal de aquí.”




Los cuervos rehacían el nido en casa mientras dos cuerpos se incendiaban y se deshacían juntos no por primera ni última vez. 

lunes, 4 de marzo de 2013

Antes de dormir


Después de publicar mi última entrada, encontré esto perdido entre las infinitas notas de mi móvil, un documento no recordado por la progenitora, resultado de la oscuridad y la soledad en aquella fatídica y tan productiva noche de la cual se habla en la entrada mencionada anteriormente. En mi opinión, describe perfectamente el estado en que se encontraba mi persona que, a pesar de todo, aún es asaltada por los fantasmas de antaño antes de poder irse a soñar.


"Es el fin de un bonito final. Su deseo de cumplir el sueño se cae se desmorona por las cabezas cubiertas de un número de parestesias que anestesian el sentido al mullido empezar del muy señor sueño mío. Misterio y frecuencia explotan en la lengua hispánica, los boletus segregaban cobre por los poros perinasales en una imagen decadente y pura que sinestesia con el ambiente fugaz de su enmienda. Fin de la coda."

viernes, 1 de marzo de 2013

Tres microrrelatos


Antes de poner los ojos encima de los fragmentos que siguen a esta breve introducción, el lector debe saber que dichas oraciones fueron concebidas bajo un estado de plena liberación mental i exacerbación de los sentidos secundarios que se esconden bajo la razón, y que salen emanadas del individuo en cuestión, que se encontrará en un estado de semilucidez paranoide y apoplejía sensorial  bajo los efectos de un humo que fluctúa entre alucinógeno y estupefaciente. Así, no busquen la racionalización de ideas en estos párrafos ya que no la hallarán, libérense y déjense llevar por las neuras de esta energúmena que aquí pone el punto y aparte.


“Limones lloran solos en su rareza amarilla en el suelo del azul cielo que parece ser el dulce que se convierte en tormenta imaginaria en la humidad de sus pupilas enormes que se abren vivas a coger las manos de la tierra mojada que se tiñe en los ojos de aquella que amó y no fue amada.”


“Embriones no perciben la subestética que se cuela proporcionando las emanaciones que se hunden en su cabeza serena que es su casa y es bella entre las cosas que tienden a ir al detalle superficial físico que se rompe en el tímpano de la sociedad siendo así base de la razón más empírica de la belleza más extensa que se cogería al asa de la sinrazón.”


“El drama asciende peligrosamente en el mundo pragmático del alma represiva que humeante se alza por encima de la ciencia que se juró amena y que se abrirá como un pétalo grande dedicado al amor del comienzo del fin del silencio.”

lunes, 28 de enero de 2013

Explosión eterna de un momento


Noches que caen con todo su helado peso al otro lado de la ventana. Noches que se ciñen a la soledad de almas ansiosas, jóvenes y incandescentes, ahora adormecidas. Esas noches en que el simple y liviano roce de la sábana duele en el recuerdo.

Escápulas, clavículas, montañas.

Pecho, brazos, refugio.

Libros infinitos que hablan de utópicas relaciones entre humanos: hacedlos volar hacia los centelleantes lunares de ahí arriba que viven observando, oyendo los más oscuros y cautivos anhelos que guardan los seres mundanos.

Tiempo es condena
Todo a su tiempo.
Tiempo es efímero.
Momento.

Se clava su constante andar como queda tatuada la barba de cinco días en el mentón, en el cuello, en la memoria.
Ideas ahumadas emanan de almas que abren sus alas a lo desconocido, imprudentes, irresponsables, inmensas. La amplitud de una cama vacía como señal de aviso: sal y corre, busca y encuentra, sueña, avanza. Apuesta tu última carta, a veces se requiere un todo o nada.

No a la autoinmolación interior humana.

Manos que fluyen con las ideas y plasman la belleza en su máximo sien. Papel, lienzo, cuerdas, ebrios  de explosiones y fragmentos de las más escondidas profundidades de unos distintos seres ávidos, inquietos, hambrientos de una conmoción (propia más que ajena) que llene los rincones vacíos de sus entrañas.

Manos, labios, sueños.

Ojos, cuello, el mundo.

Gritos. Canciones. Tinta. Palabras. Pintura. Bocas que se convergen hacia un mismo agujero negro, La expresión como método de supervivencia forma de vida.